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Las relaciones que se desarrollan en los Centros ACESCAM trascienden más allá de lo profesional. Por eso, en los momentos duros del fallecimiento y sepelio, siempre, hay un representante de la Residencia, al menos, para ayudar en todo lo que sea necesario. Sin duda, es la manifestación más pura de acompañar hasta el final. Y no es un obligación laboral, es un vinculo emocional y moral que culmina, en muchos casos, convivencia de años, es decir, afectos de vida compartida cada día. El cariño, el mimo para usuarios y familiares es para siempre.
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